Soy Colombiano, nací en la ciudad de las flores y la eterna primavera; Medellín.
Me gusta describirme como un explorador racional de la espiritualidad, creador de las técnicas de meditación Alma Works.
Un Alma al que le encanta poetizar, tomarse un té acompañado de un rico cheese cake, ilustrar fantasía que lo transporte al mundo de su niño interior, escribir cuentos que provoquen comerse las palabras, escuchar música clásica que ponga a latir su corazón, y viajar por el mundo con su esposa, compartiendo su gran pasión por la meditación.
Pero sobre todo, amo el reto de inspirar y enseñar a los demás cómo llevar la meditación a su día a día, pues es allí donde la vida pone a prueba la meditación como una herramienta para eliminar miedos y creencias negativas, y aprender de las experiencias. Es en el bullicio constante de la ciudad y en el afán enloquecido de la multitud en donde las emociones se agitan, el desequilibrio se desborda, el ego se infla, la conciencia se duerme y los miedos se despiertan.

Era el año 1999 y yo tenía 17 años de edad. Los celulares no tenían aplicaciones y los televisores eran cubos. Recuerdo que me gustaba salir a observar las noches estrelladas, las cuales me invitaban a reflexionar sobre la lógica de la experiencia humana y me envolvían con la necesidad de mirar más allá de las creencias de supervivencia y limitación que me había impartido la sociedad.
Fue esto lo que me impulsó a leer libros espirituales, científicos y filosóficos, y a experimentar y practicar a diario meditaciones energéticas y mindfulness.

Los libros fueron llenando mi biblioteca pero no mi sed por respuestas. Encontraba teorías sin una manera para comprobarlas, contradictorias y dogmáticas. Practicaba meditaciones muy prometedoras pero sin resultados, otras parecían estar dirigidas sólo a grandes maestros de la meditación, y algunas eran inflexibles para practicarlas en cualquier momento de la vida cotidiana.
Sentía que las respuestas que estaba buscando debían ser claras, sencillas, lógicas y comprobables; debían vivirse para comprenderse.
Decidí entonces emprender una búsqueda personal basada en la exploración, la comprobación y la reflexión, con el fin de encontrar respuestas a través de mi propia experiencia.

Recién graduado de la universidad comencé a experimentar sólo monotonía en mi experiencia laboral. Mientras trabajaba como un robot, la vida misma me permitía evidenciar el sin sentido de creencias sociales tales como ‘debo trabajar sólo por dinero, pero no por pasión’ ó ‘para disfrutar de la vida debo esperar a estar jubilado’.
La aburrición y la frustración de sentir que dedicaba mis días solamente a cumplir con los requisitos sociales que prometen una supuesta felicidad, me empujaron a convertirme en un emprendedor en compañía de mi novia (ahora esposa) y a seguir mi corazón.
Era el año 2012; el fin de los tiempos para algunos y el comienzo de una nueva era para otros. Me incluyo en ese segundo grupo, pues los días sin el afán del tiempo que viví durante ese año me permitieron practicar la meditación de una manera más profunda y encontrar las respuestas que había estado buscando por años.

Ya llevaba 12 años practicando a diario meditaciones mindfulness para vivir el presente y meditaciones energéticas. Había logrado desarrollar y sensibilizar sentidos que todos tenemos pero que pocos ejercitan. Un día, y por error, en vez de utilizarlos para buscar en el exterior, entré en mi interior para encontrarme con algo que sólo se comprende cuando se vive, el Alma.

Desde ese momento conocí a un maestro portátil, uno que llevo conmigo a donde quiera que vaya: mi Alma. Esta me dio respuestas lógicas y explicaciones racionales de todo lo que había vivido y el por qué. Me explicó que cada experiencia que llega a nuestras vidas es como un maestro que nos invita a aprender algo nuevo, a expandir nuestra conciencia, a cambiar una creencia y/o a superar un miedo. Me enseñó también que cuando el Alma aprende a controlar el cuerpo que ha tomado prestado (cuerpo físico, emocional y mental), logra jugar de manera adecuada este juego de ser un humano. Así, el sufrimiento cesa y se accede a una felicidad incondicional.

A pesar de haber encontrado respuestas, con la ayuda de mi Alma, y de haber vivido experiencias maravillosas y reveladoras con ella, mi mente juguetona me seguía controlando como una marioneta y mis emociones me continuaban ahogando. Ahora, lo que necesitaba era aprender a domar la mente salvaje.
Con la ayuda de mi Alma, pude comprender cómo funcionan la mente y el ego, y comenzar a crear técnicas de meditación para controlar la mente y disolver el ego de una manera práctica y sencilla; técnicas aplicables en la vida cotidiana.
La disciplina que había logrado desarrollar desde los 17 años de edad, levantando pesas con el propósito de convertirme en un fisiculturista (un sueño de adolescente), ya no sólo la utilizaba para ejercitar mi cuerpo sino también mi conciencia. Fue gracias a esta perseverancia y constancia que comencé a controlar al caballo salvaje llamado mente y a enfrentar los miedos del ego.

Al ver cómo lograba enfrentar mis miedos, cambiar mis creencias, aumentar mi conciencia, y al haber encontrado una manera de acceder al Alma y a una felicidad incondicional sin la necesidad de ser Súper Man, me animé a compartir estas técnicas de meditación con los demás. Para comenzar a enseñarlas debía llamarlas de alguna manera; fue en ese momento donde nació Alma Works, un nombre que invita a trabajar con el Alma.

Después de explorar metodologías idóneas para enseñar las técnicas Alma Works a personas que jamás habían meditado, comencé a dictar mis primeros talleres en Medellín, siempre con el propósito de que pudieran aprender y practicar estas técnicas de una manera sencilla y aplicable en la vida cotidiana.

Desde sus comienzos, mi esposa Juliana ha sido mi socia en Alma Works (lee nuestra historia aquí), complementando mi trabajo con su esencia femenina y su mente detallista.
Recién casados comenzamos a darle vida a nuestro nuevo hogar, el cual se fue llenando lentamente de muebles y objetos con historias, entre estos Petty; una petunia de florecitas moradas que adornaba la mesa donde desayunábamos todas las mañanas en el balcón.
Una sorpresiva invitación para realizar una gira de talleres por diferentes ciudades de Australia les dio alas a nuestras Almas, impulsándonos a abandonar aquella seguridad prometedora que da dormir en la misma cama esponjosa todas las noches, a desprendernos de la creencia de que hay que buscar la felicidad en la acumulación de bienes materiales, y que hay que dedicar la vida a cumplir los sueños de la sociedad, así no sean tus propios sueños.
Con apenas un año de casados y con unos cuantos electrodomésticos aún sin estrenar, decidimos dejar a un lado tantos consejos cuadriculados y conservadores, llenos de miedo y limitación, y resolvimos vender, regalar o buscarle un nuevo hogar a todas nuestras pertenencias, incluida Petty, la petunia.
Nos aventuramos así a recorrer nuestros primeros destinos: Australia, Perú, Argentina, Uruguay, Chile, México y España.
Comencé a vivir una nueva vida en donde mi trabajo es mi gran pasión y mi hogar, el mundo.